
Alguien se refugia en las pequeñas cosas,
los libros, el café, las amistades,
busca paz en la hembra,
reposa en la esperanza,
pero no puede huir, es imposible:
amarrado a sus huesos,
atado a su morir como a su vida.
Ha de aprender con llanto y alegría.
Ha de permanecer con los ojos abiertos
en el agua espesa de la noche
hasta que el día llegue a morderle las pupilas.
El día le dará temores, sueños,
alucinadas luces y caricias.
(J.Sabines)
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